.Durante el año 2008, seguí y disfruté de los Hermanos Cipreses de Isla Negra, en sus ocasos, iluminaciones del verano, brisas y vientos de otoño, lluvias y temporales de invierno y florecimientos de la primavera.

Fueron parte de mi libro "Cien cielos de Isla Negra" en donde están impresos en 67 de las 100 páginas, en los colores más diversos y naturales de una pequeña parte de sus vidas.

Hoy no imaginé, que un día de otoño, casi besando el invierno, un martes de Junio, que el sonido de la sierra certera, les daría muerte.

Sentí en carne viva el dolor, de ver como sus brazos estirados al cielo, como clamando piedad, pedían a gritos no ser cortados.

El cielo cambió, así va cambiando nuestro planeta, así cambian las personas. Nuestro medio ambiente va muriendo implacablemente.

Las voces que claman por la libertad de las especies y la naturaleza están acalladas, cualquier murmullo no es escuchado.
Nos estamos creando nuestros propios peligros con esta destrucción de los hábitat del mundo y no estamos dejando nada para las futuras generaciones.

Alfred Asís